Permitidme que éste post sea más
personal que profesional, pero detrás de una chaqueta, una corbata y un estar
corriendo todo el día, también se alojan un sin fin de sentimientos.
Hoy cierro una puerta para abrir
otra. Hoy es mi último día en la empresa en la que he pasado mis últimos 10
años y, como es lógico, decir adiós a algo tuyo, cuesta mucho más de lo normal.
El motivo principal de cambiar de
trabajo, lo venía mascando desde hace mucho tiempo, pero nunca había tenido ni
el valor suficiente, ni la fortaleza, ni las oportunidades que he tenido en estos
últimos meses. Dentro de mí, sabía que tenía que reinventarme, de explotar mi “superyo”
profesional y medirlo con nuevos retos, proyectos e iniciativas. Necesitaba
salir de una pecera porque sabía que fuera existía un mar.
Y nada, un día te viene un tren
que no esperabas; una ola perfecta y, decides liarte la manta a la cabeza, dar
el salto y ponerte a prueba. Era la hora de comprobar si de verdad tenía algo
de talento. Miedos, pues muchos. Algo de vértigo, preocupación,… lo normal en
éstos casos, al menos eso creo. Pero con una determinación firme y sin mirar
atrás. Ilusionado, muy ilusionado con mi nuevo proyecto.
Personas, talento, desarrollo,
crecimiento, artesanía, imaginación y pocos recursos. En eso va a consistir mi
nuevo proyecto, de la mano de una pequeña consultora de Recursos Humanos
malagueña: HRCS.
Pero bueno, hoy no quiero hablar
de pasado, tampoco de futuro. Tan solo importa el hoy, que por suerte es un
regalo, de ahí que se llame presente, no? Con lo que hoy me toca dedicárselo a
mis compañeros de viaje durante todo éste tiempo, a las personas que me han
acompañado no sólo en éste edificio, sino en las oficinas centrales que grupo Lehmberg
tienen en el Polígono Alameda. Como ya les he dicho muchas y muchas veces, sin
ellos no hubiera sido posible hacer todo lo que hemos hecho en el ámbito de la
formación, el empleo y el emprendimiento en Málaga. Sin ellos, nunca se
hubieran cumplido muchos sueños, de ahí que mi agradecimiento sea eterno.
Para finalizar, dar también las
gracias a todos los que me habéis felicitado por mí nuevo proyecto profesional.
No tengo palabras y siento no haber podido contestar a tantos y tantos mails,
llamadas de teléfono, … me he sentido muy acompañado y, al mismo tiempo,
abrumado por tantas muestras de cariño.
Bueno, os dejo mi última foto.
Aquí es donde han surgido muchos sueños…. Cuando llegue al nuevo despacho, os
enseñaré cómo es y cómo me va yendo.