miércoles, 29 de septiembre de 2010

Problemas con la comunicación...

Aunque nos encontremos en la era de las nuevas tecnologías y se hable mucho de las TICS y el I+D+i, en las empresas sigue habiendo problemas de comunicación tremendos y, donde se suspende de verdad, es en los problemas de comunicación que tienen nuestros directivos y directivas. Tal vez os sintáis reflejados en algunos de los casos que a continuación os describo y, os aseguro, que todos son vivencias reales que le han ocurrido a diferentes directivos y mandos intermedios con los que he trabajado.

   - Miedo a hablar en público, pero miedo atroz. Y no estamos hablando de hablar ante un auditorio con 200 o 300 personas, sino delante de un equipo de 15, sus propios compañeros. Sudar, voz seca, temblores, descomposición, falta de concentración y de sueño la noche anterior a la reunión,…
Tal vez penséis que es una situación absurda pero ocurre más de lo que parece. Puede ser debido a inseguridades, a no tener claro lo que se quiere transmitir, a no estar acostumbrado, etc. Aunque créanlo, hay directivos que lo pasan muy mal y tienen un miedo escénico tremendo.
   - Problemas de dicción: recuerdo a un docente que tuve en un programa de Postgrado donde las 4 sesiones que nos impartió siempre serán recordadas y, no por su contenido y amenidad, sino por su “seseo” y “ceceo” continuo.
Sinceramente, una situación embarazosa que hacía que todos los compañeros estuviésemos desconcentrados en clase y, al mismo tiempo, con vergüenza ajena por el formador.
   - Problemas de redacción: la ofimática e internet nos ha abierto el campo de la comunicación escrita. Nos pasamos la mayor parte del día redactando informes o dosieres que tenemos que mandar a clientes, directivos o inversores; enviamos infinidad de correos electrónicos diariamente a todo tipo de personas; escribimos comunicados o notas de prensa para que sepan de la presentación de nuestros productos o, simplemente escribimos en un blog o en nuestra web corporativa para darnos a conocer nuestros virtudes y defectos.
En definitiva, nos pasamos la vida escribiendo y a veces lo hacemos mal. No transmitimos lo que verdaderamente queremos que transmitir ni nos comunicamos usando las palabras o terminología correcta. A parte de lo mal que queda el encontrar un informe o una publicidad con faltas y errores gramaticales, cosa que te hace directamente desconfiar en el producto o servicio que se vende.
   - Directivos de puertas cerradas: conozco a un dueño de una empresa que se quejaba de ser el último en enterarse de lo que ocurría en su compañía. Además, no entendía el por qué sus trabajadores no se sentían cómodos con él y que siempre mantenían una cierta distancia. Ese mismo día, tuve la oportunidad de charlar con varios de ellos de manera informal, con lo que me decidí a sacar este tema a debate. Cuál fue mi sorpresa cuando el comentario colectivo que me hicieron fue el de “es que siempre tiene la puerta de su despacho cerrada y no queremos molestar. Además, nunca sale de ahí ni habla con nosotros”.
No sé si sería o no casualidad (probablemente no) pero cuando les pregunté un poco más por la compañía, la organización de trabajo que tenían, los objetivos propuestos para ese año y que creían ellos sobre lo que la dirección esperaba de su trabajo… ninguno supo qué responderme al respecto.
   - No estás aquí para pensar, sino para trabajar: A veces uno se encuentra en el camino a directivos que no saben cómo han llegado donde están… Bueno si, en el siguiente caso en cuestión, se ha mantenido usando la política del miedo. Una de las empresas del grupo donde trabajaba elaboraba material didáctico y contaba con un equipo de redacción, corrección y maquetación entre otros. Hubo una época de gran volumen de trabajo donde se recibían trabajos de muchos redactores y, por consiguiente, se detectaban mayor número de errores, plagio, etc. los cuales eran comunicados al coordinador. Y éste, en vez de intentar poner solución a los problemas y evitar que la “pelota fuera más grande” se limitó a decirle a unos de sus empleados: “el trabajo hay que sacarlo sea como sea, tú estás aquí para trabajar y no para pensar. Si quieres seguir trabajando, ya sabes…”.
En este caso, el trabajador decidió callar y continuar con su trabajo y decidió que, a partir de ahora, si detectaba cualquier tipo de incidencia, no sería problema suyo.
   - Departamentos estancos: islas dentro de la propia empresa: con las dificultades que hoy existen fuera de las empresas; con lo que cuesta hoy en día captar y fidelizar a un cliente, no debe de haber “piedras en el camino” de tu propia empresa.
Y te encuentras a diferentes departamentos con sus correspondientes responsables preocupados principalmente por lo mal que lo hacen sus compañeros, con lo que les retrasa los pedidos o con lo que les perjudica a ellos las decisiones que toman.
Yo he visto a empresas con situaciones peores que “un patio de colegio” donde todos eran celos, envidias y niñerías. Parecían que tuvieras a la competencia dentro de la propia empresa. Como es lógico de pensar,… toda esa situación repercutía negativamente en la empresa.

Y podía estar mucho más tiempo contando un sin fin de situaciones relacionadas con la comunicación en las empresas. Algunas graciosas, otras no tanto. Muchas inadmisibles pero permisibles por los propios dueños inconscientes de la misma.
Por ello me pregunto que, ocurriendo todo esto, ¿no ven estos directivos que estos problemas pueden ser fácilmente solucionables si se trabajan en mejorar estas competencias? 

martes, 28 de septiembre de 2010

Cuando dejas de creer en la formación subvencionada…

Con bastante frecuencia me gusta salir a visitar clientes para palpar la realidad comercial a pie de calle, además de valorar el trabajo que realiza mi equipo. El año pasado, más o menos por estas fechas, visitamos a una empresa de arquitectura que solía formarse con nosotros para saber si éste año quería recibir formación y de qué tipo. 
Cuál fue la sorpresa, cuando al reunirnos con el gerente de la misma nos contestó lo siguiente: “mira, a mí me da igual el curso que me ofrezcáis ya que, siendo gratuito, tenga el título correspondiente y mi regalo, porque,...me regalarás algo, ¿no? Por aquí ya han pasado 10 como tú y el último me ha ofrecido un GPS de regalo si me apunto a su curso
Cuando salí de la reunión, no me lo podía creer. Pero ¿qué monstruo hemos creado en Málaga sin darnos cuenta? ¿En qué se ha convertido la formación bonificada?
Fue así como, después de tanto tiempo trabajando en este mundo de la formación, empecé a hacerme agnóstico de la formación subvencionada (no solo la destinada a  trabajadores sino también la destinada a desempleados). Desde siempre he defendido la formación subvencionada y me he sentido muy orgulloso de vivir en un país donde tuviéramos un sistema que fomentara la formación tanto para desempleados como trabajadores. Una formación de calidad, de carácter práctico, enfocada a preparar a nuevos profesionales y/o a reciclar trabajadores con el propósito de facilitar su incorporación en el mercado laboral (para el primer caso), o hacerlos más competitivos y productivos (como en el segundo).
Pero hoy la realidad es bien distinta. Os cuento otra anécdota, hará aproximadamente un par de meses nos encontramos que en la provincia de Almería se estaban regalando un Notebook a aquellos alumnos que se apuntaran a un curso para desempleados de la Junta de Andalucía (como es lógico, quien regalaba dicho artículo era la entidad de formación y no la Junta).
¿Y quién tiene la culpa de todo esto? A mi parecer todos, aunque quizás haya 3 grandes culpables: las entidades de formación (mea culpa), las organizaciones sindicales y empresariales de éste país y, cómo no, la Administración Pública, cada una en mayor o en menor medida. Como no puedo hablar por los demás, hablaré de mi sector.
Las entidades de formación, se han centrado los últimos años en “hacer caja” y se han despreocupado por completo por la formación, el I+D y la innovación. Referente a cursos privados para trabajadores (que es lo que más conozco), el objetivo principal era el gestionar las bonificaciones de las empresas y, arañar el máximo de 420 € posibles de la bonificación. Cosa similar ocurría con los cursos para desempleados, donde se ha intentado por costumbre el imputar los mayores costes de la empresa a los cursos de la Junta y se han despreocupado por trabajar en solicitar cursos con prácticas empresariales y/o con compromisos de contratación.
Como resultado de ésta absurda forma de actuar tenemos:
  •    Por un lado, la creación por parte de muchos centros de una oferta formativa básica y de carácter genérico, cursos en general pocos actualizados, profesores mal pagados, materiales didácticos pobres, poco uso de las nuevas tecnologías, etc.
  •    Además, ha traído consigo que se produzca una situación de agobio y desesperación por parte de muchos centros que no saben que camino coger debido a tantísima competencia.
  •     Y por si todo esto fuera poco, la calidad de sus servicios se han tenido que ver afectada ya que se han tenido que adaptar a los costes que ésta formación genérica y tan competitiva trae consigo.
Pues ese es el panorama donde se han movido estos últimos años las empresas de formación. Pero como para todo hay solución, aquellas empresas que quieran cambiar podrán hacerlo, aunque les queda un largo recorrido por hacer. Para empezar, deberán cambiar su modelo de negocio y buscar la fórmula para diferenciarse. Éste es el único argumento que tendrán ante sus clientes para hacerles ver que la formación tiene un coste y su consiguiente valor y que cualquier tipo de subvención (total o parcial) es secundario al curso, taller o seminario.
Como es lógico, al principio no va a ser nada fácil conseguir resultados positivos, ya que se ha de desenredar parte del camino andado y rectificar (cosa de sabios). Y aparecerán las dudas al ver como al tomar estas medidas, caen algunos clientes por el camino. Pero no debemos tener miedo si esto ocurre ya que caminamos por la senda correcta.
Yo lo tengo muy claro…en la medida que pueda, quiero dejar de depender de la formación subvencionada y enseñar mi nueva gama de productos y servicios formativos; no quiero tener más clientes mercenarios.

La formación privada como línea de negocio en los servicios de consultoria

Cada vez van quedando menos, aunque todavía existen muchas entidades de formación de carácter tradicional (aquellas que lo mismo te imparten cursos de idiomas, oposiciones, formación subvencionada, cursos de informática o de marketing-ventas) que aún se resisten a no cambiar y que, más tarde o más temprano, van a ser devoradas por las variaciones de los mercados. 

Todo indica que el cambio que deberían seguir éstos centros de formación para evitar que esto ocurra parte de poner en marcha un conjunto de estrategias enfocadas a una mayor especialización, lo mismo que ocurre en otros sectores en nuestra sociedad. No solo porque el público se ha vuelto cada vez más exigente (demanda una formación de calidad y que además tenga una aplicación inmediata), sino porque la especialización les va a ayudar a no estar en un mercado tan atomizado y con tanta competencia.

De todas formas, las entidades privadas de formación van a ir tendiendo a desaparecer y dejaremos de verlas tal y como están concebidas a no ser que incorporen, dentro de su modelo de negocio, dos tipos de cambios: incluir un servicio de consultoría profesional y, por otro lado, ofrecer nuevos métodos formativos adaptados a las circunstancias en la que actualmente se mueve el mercado.

Respecto al servicio de consultoría profesional decir que es imprescindible para cualquier entidad que ofrezca servicios de formación. Imaginémonos el caso de un Director Comercial que quiera mejorar sus competencias en organización y dirección de equipos. Lo normal, es que buscase a una entidad especializada en Consultoría y Dirección Comercial que, en su día a día, trabajen con empresas prestando dicho servicio. En definitiva, profesionales que le puedan dar una respuesta rápida, directa y adaptada a su necesidades.

Pero además, nuestro Director Comercial apreciaría bastante si un consultor de nuestra empresa de formación, analizara sus necesidades y le ofreciera un abanico de metodologías formativas posibles, indicándole cual es la que mejor se adaptada a su perfil de cliente. Estaríamos hablando no de ofrecer formatos tradicionales (cursos presenciales, online o mixtos) sino de otra formación más práctica e intensa, como pueden ser: 
  • Talleres prácticos de corta duración o Workshops con un número limitado a 8 -10 participantes (caso de que se quiera compartir formación con otras personas diferente a mi empresa y /o que no conozca).
  • Sesiones individualizadas de formación “One to One” donde el coach intenta sacar el máximo partido a mejorar las competencias del alumno. 
Además de estas otras, especialmente pensadas para equipos de trabajo de una misma compañía o entidad: 
  • Sesiones grupales dirigidas a cohesionar y crear equipos de trabajo (mediante sesiones de Focus Theatre, Away days, Team Buldings, etc.).
  • Formación a medida en las instalaciones de la empresa adaptadas a las necesidades y tipología de empresa.


No queremos decir con esto, que debamos darle la espalda al e-learning en la formación (lo cierto es que desde un gran número de entidades de formación se ha hecho un uso indebido del e-learning, aunque esto es para tratarlo en otro post), sino que debemos usarlo como apoyo y soporte en cualquier curso que hagamos (lo mismo que hacemos con un papelógrafo, un retroproyector o un PowerPoint) al igual que debemos de aprovecharnos de otras tecnologías y desarrollos creados para móviles, Tablet Pcs, etc.

La conclusión con la que se cierra este primer post es con la reflexión siguiente. Las empresas que van a asumir más fácilmente el mercado de la formación van a ser, sin duda alguna, las consultoras privadas especializadas que trabajen con PYMES, aunque, para ello, tendrán que crear una nueva línea de negocio para realizar así un buen servicio y contar con personal especializado en gestión de formación.

Todo esto a no ser que, las empresas de formación, comiencen a prestar algún servicio especializado en consultoría, dejen de pensar tanto en formación subvencionada y se conviertan. Aunque conozco a más de una que esto les va a costar tela.