miércoles, 22 de febrero de 2012

Los perros del hortelano


Muchos de los que me conocéis, sabéis que soy un defensor acérrimo de todo lo que tiene que ver con el desarrollo y trabajo de la marca personal, como valor diferenciador de cualquier profesional que se precie.

Y la defiendo, porque creo que “tú”, como marca, se debe trabajar independientemente de la edad, situación laboral (más aún si estás en desempleo) o el puesto que desempeñes en una organización (secretario/a, directivo/a, gerente, vendedor, empresario/a, funcionario, etc.).


Si diseñas tu marca como si fueras un producto, elaboras un plan de acción (como bien nos explica Andrés Pérez Ortega en su libro Expertología) y “lo trabajas, lo trabajas y lo trabajas”, más tarde o más temprano comenzarás a ver los resultados. Y posiblemente, será en ese instante cuando comiences a darte cuenta que te has convertido en un referente, que los demás comienzan afijarse en ti y que la gente se interesa por lo que dices o haces. Y todo es porque te has diferenciado de aquellos que no han sabido o querido trabajar su branding personal.

El trabajar tu marca, genera beneficios a nivel personal como a nivel organizacional ya que aportas valor, garantías y prestigio a la organización a la que perteneces. Por ejemplo, un Real Madrid de futbol o un F.C. Barcelona no serían lo mismo sin el valor que tienen sus “Ronaldos, Iniestas, Casillas o Messis”, independientemente del equipo en el que jueguen. Estos jugadores aportan su marca al club a cambio de contratos supermillonarios y, como contraprestación, el club obtiene numerosos ingresos y multitud de líneas de negocios, con lo que ambas partes resultan beneficiadas.

Esto que se ve muy claro en el mundo de los deportes bien sea baloncesto, futbol, fórmula 1, etc., está muy mal visto en el ámbito de las organizaciones. Que exista alguien con su propia marca, su propio ADN profesional, genera rechazo y desconfianza entre directivos, gerentes y empresarios.

Por desgracia, en muchos sitios sigue sin estar bien visto el que un trabajador/a se preocupe por su marca. Por ejemplo, se cuestionan que:
  • Se interese por estar formado o, que quieras asistir a eventos, encuentros de su sector o área profesional de “motus propio” que no sean propuestos por la organización. Con comentarios como: Para qué se va a formar. Ese seguro que lo hace para cambiar de empresa o, seguro que quiere asistir al evento para perder el tiempo y no trabajar.
  • Participe en pequeños talleres o seminarios formativos en universidades, colegios o en pequeños colectivos o reuniones de negocios. Con comentarios como: veremos a ver qué es lo que dice y si cuenta cosas de nuestra compañía. 
  • Tenga su propio blog, que genere networking a través de su cuenta de Twitter o, que exponga su perfil profesional y participe en grupos de trabajo en Linkedin. Con comentarios como: eso de las redes sociales es una pérdida de tiempo y le está dedicando tiempo personal en horario de trabajo.

¿Y por qué creéis que ocurre esto? ¿Por qué pensáis que existen estos “perros del hortelano” que ni comen(ni se preocupan por el desarrollo del trabajador/a dentro de la organización)pero que tampoco dejan comer (que el profesional aporte su propia marca y valora la organización lo que redunde en beneficios para ambos).

Pues sinceramente, no lo sé muy bien. Tal vez sea por muchos factores. Una mezcla de miedos, inseguridades, desconocimiento, preocupación, desconfianza,…pero en definitiva, por mentalidades pasadas incapaces de ver al trabajador como un colaborador, pieza clave de cualquier organización, que genera valor.

Por otro lado, también pienso que ha sido culpa del trabajador/a; de los años y años de cultura tan “adiestrada” que hemos pensado que era el trabajar por cuenta ajena; en donde nuestro papel era ir a trabajar y no hacer ruido ni generar discordancias, ya que estaba mal visto.

Algo tiene que empezar a cambiar, tanto en los trabajadores como en las propias organizaciones y, darse cuenta, que no hay mayor valor para una compañía que contar con un gran número de trabajadores con su propia marca; líderes y profesionales de referencia en el sector que ayudarán a posicionarla y generarán un incalculable beneficio si son aceptados por la misma.

2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo en todo... Has reflejado a la perfección la situación real y las respuestas que aun se siguen dando...
    El gran valor añadido de las empresas esta en las personas que lo conforman y es fundamental el crecimiento personal y profesional de cada una de ellas :D

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    1. Gracias Manuela!

      Supongo que tú también te habrás encontrado casos y casos de clientes en ésta misma problemática. Lo cierto es que los emprendedores (futuros empresarios), vienen con otra mentalidad y eso es muy positivo.

      Esperemos que, tanto desde el ámbito del Marketing, la formación, las auditoras, los despachos, etc. aportemos para cambiar las mentalidades de directivos de épocas pasadas

      Un beso!

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